Con esta crítica de las ideologías, Rafael del Águila busca entendercómo los idelaes cimientan la violencia y qué es lo que impulsa laproliferación del asesinato político.Los grandes ideales políticos nos prometen sentido para nuestras vidas, justicia para el pueblo, unfuturo feliz y perfecto. Y, sin embargo, los ideales son peligrosos.Lo que hacen por nosotros lo hemos pagado siempre extremadamente caro. Su supremaciía surante los últimos siglos arroja un balanceestremecedor: violencia, asesinatos en masa, guerras totales,terrorismo, limpiezas étnicas, campos de concentración, exterminios,genocidios... Parece que la profundidad de la fe en los ideales esdirectamente proporcional a la crueldad y el horror que se utilizanpara hacerlos realidad.Cada uno de los grandes ideales analizados eneste libro, emancipación, autenticidad, democracia, son el centro deconstelaciones ideológicas y movimientos muy diversos: nacionalistas,fascistas, racistas, fundamentalistas, terroristas islámicos,imperialistas ilustrados, cristianos milenaristas y providencialistas, neoconservadores. A pesar de las diferencias que existen entre ellosalgo les une: cómo creen lo que creen. Sus ideales son absolutos,ciertos e ineludibles. Guiados por una fe ciega, los militantes delexceso suponen que algo más alto está de su lado: un dios, una ciencia exacta, un racismo científico, unas raíces ancestrales, una identidad indudable, la libertad de todos.