Desde su aparición, el cristianismo ha convivido con la esclavitud yse ha mostrado complaciente con ella. Pablo, el gran apóstolpredicador del cristianismo, dejó un mensaje muy claro: si soisesclavos aceptadlo, sed esclavos, obedeced a vuestro dueño como sifuera el Señor. ¿Se ha dado en la historia del Cristianismo unmovimiento antiesclavista? En efecto, hubo santos y pensadoresantiesclavistas, nunca abolicionistas, pero siempre como personasaisladas. Si comparamos a los esclavistas con los antiesclavistas, ladiferencia en número, organización e influencia es sideral. Lalegitimación moral y teológica de la esclavitud formó una doctrinacoherente y compacta que ha perdurado casi hasta el siglo XX. Lacontradicción en el seno del cristianismo se da al intentar conciliarla doctrina de la creación por Dios de los hombres a su imagen ysemejanza, libres e iguales, y la esclavitud, la situación más extrema de la desigualdad y la degradación humana. ¿Es posible conciliarlas?A lo largo del libro se explican las respuestas dadas por los másinsignes pensadores, teólogos y juristas cristianos a lo la