Ya sea como sustantivo, verbo o adjetivo, insulto o expresión de cariño, huevón es sin duda la palabra más usada por todos los chilenos. Tanto que ni nos parece que sea un garabato. ¿Cuántas groserías dice un chileno medio al día? Sin duda muchas, a viva voz, como parte de una conversación coloquial o de manera soterrada para que no nos escuche el jefe en la oficina. Hemos desarrollado una riquísima cultura de las malas palabras, tenemos una chuchada para cada ocasión. Con sentido del humor y una correcta dosis de malas palabras, en Chile Garabato, Tito Matamala «un reconocido huevón ocioso» da cuenta del cambio en el lenguaje de la sociedad en este último medio siglo, del uso de las malas palabras en la política, la prensa, la TV o el diario vivir. Y agradezcamos que es un caballero.#Para poder abordar una historia contemporánea de las malas palabras, el autor se dedicó con ahínco a investigar sobre la garabatología chilena. Trabajó como un huevón, y este es el resultado.
