Santiago Ramón y Cajal asistió a las peñas de café y de los casinosdurante nada menos que cuarenta años y se convirtió, en el periodo desu vida en el que residió en Madrid, en un habitual de las tertuliasque se organizaban en el Café Suizo, el Café Castilla o el Café delPrado. Precisamente ahí, en la "candente y estimulante atmósfera delcafé", tiene su origen Charlas de café: pensamientos, anécdotas yconfidencias, un libro misceláneo, mezcla de "fantasías, divagaciones, comentarios y juicios", en el que nuestro autor acumuló y clasificóese pensamiento espontáneo y necesariamente fragmentario, que noformaba parte de su obra como científico, sino de su necesidadirreprimible de expresarse como ser humano que ve, observa y opinasobre todo aquello que le rodea.