«Tengo estrías, celulitis y una perra fea que se llama Chelo. Alprincipio era bonita, pero cuando creció se le ensanchó el culo. Lomismo que me pasó a mí, salvando las distancias?».Candela es una mujer de cuarenta y pocos años con una vida normal,acostumbrada a la soledad, enormemente observadora y con un ácidosentido del humor. Sus días transcurren sin grandes sobresaltosmientras trabaja de camarera en el bar que regenta junto a su abuela y a su madre tuerta. Un bar de barrio por el que, a través de susclientes, pasa la vida entera. Candela deberá alumbrar cualquierpenumbra, incluso esa que vuelve desde el pasado que creíaolvidado.Juan del Val construye, con una veracidad descarnada y un sentido delhumor en ocasiones desternillante, el retrato de una mujer única.
«Tengo estrías, celulitis y una perra fea que se llama Chelo. Alprincipio era bonita, pero cuando creció se le ensanchó el culo. Lomismo que me pasó a mí, salvando las distancias?».Candela es una mujer de cuarenta y pocos años con una vida normal,acostumbrada a la soledad, enormemente observadora y con un ácidosentido del humor. Sus días transcurren sin grandes sobresaltosmientras trabaja de camarera en el bar que regenta junto a su abuela y a su madre tuerta. Un bar de barrio por el que, a través de susclientes, pasa la vida entera. Candela deberá alumbrar cualquierpenumbra, incluso esa que vuelve desde el pasado que creíaolvidado.Juan del Val construye, con una veracidad descarnada y un sentido delhumor en ocasiones desternillante, el retrato de una mujer única.