En ?el corazón del mundo?, en lo más profundo de alguna serraníacolombiana, indígenas y blancos conviven entre cafetales, pasionesprohibidas, secretos inconfesables, y también, entre amores puros como el espíritu de la sierra y las aguas que bajan de sus blancasmontañas.Allí los indígenas jaguaríes y sus ?hermanos menores?, los blancos, se disputan los favores de la naturaleza con visiones antagónicas delmundo, y así, mientras la mayoría cree que está sucediendo una cosa yse quedan mirando el plano corto, los hábiles maestros del ajedrez que nunca delatan su estrategia, calculadores en el tablero y en la vida, interpretan en un instante la derivada segunda de lo que tienenenfrente. Solo los ?mamos?, los chamanes indígenas, que como losmurciélagos son capaces de ver el mundo al revés, parecen entender loque está realmente sucediendo.
En ?el corazón del mundo?, en lo más profundo de alguna serraníacolombiana, indígenas y blancos conviven entre cafetales, pasionesprohibidas, secretos inconfesables, y también, entre amores puros como el espíritu de la sierra y las aguas que bajan de sus blancasmontañas.Allí los indígenas jaguaríes y sus ?hermanos menores?, los blancos, se disputan los favores de la naturaleza con visiones antagónicas delmundo, y así, mientras la mayoría cree que está sucediendo una cosa yse quedan mirando el plano corto, los hábiles maestros del ajedrez que nunca delatan su estrategia, calculadores en el tablero y en la vida, interpretan en un instante la derivada segunda de lo que tienenenfrente. Solo los ?mamos?, los chamanes indígenas, que como losmurciélagos son capaces de ver el mundo al revés, parecen entender loque está realmente sucediendo.