El archipiélago de Cabo Verde, formado por diez islas situadas frentea las costas de Senegal, sorprende a quien se adentra en su historia,apasionante y compleja. Conocido por la morna y la coladeira, sus dosestilos musicales más internacionales, este país reivindica laafricanidad como parte de su esencia. La identidad de Cabo Verde,marcada por los cinco siglos de dominio portugués, por el tráfico deesclavos y las migraciones, se impregna también de la culturaamericana y de la presencia judía para conformar un país de lo másplural en África. En sus islas, asediadas por piratas, amenazadas porsequías pertinaces, diezmadas por varias hambrunas, el movimientocultural Claridade fue determinante en el devenir del país. Gracias asu influencia, unos jóvenes caboverdianos, entre ellos Amílcar Cabral, sentaron las bases de un movimiento nacionalista que consiguióderrotar al colonialismo portugués. Casi medio siglo después de laindependencia, Cabo Verde se enfrenta a numerosos retos, como sufragilidad frente al cambio climático, la desigualdad y el reto delograr un turismo sostenible que aporte riqueza sin deteriorar elecosistema. Pero también hay que reconocer sus logros: una buenagestión, su baja corrupción y amplias libertades, así como suimportante papel diplomático como mediador de conflictos en la regióny defensor de una Unión Africana fuerte.