Soliloqueos, apostillas, enojos y boteprontos¿De que? virus quiere que hablemos hoy? ¿O prefiere que lo hagamos del angelical futuro que nos espera? Se lo pregunto porque si lanormalidad va a ser vivir con hostilidad y recelo, estamos igual opeor que antes, de manera ma?s sincera, eso si?. ¿El tiempo de losabrazos? Conforme?monos que sea entre los nuestros, ahi? donde lascosas dependen de nosotros. De nuevo el bosque de Stevenson:noemporcar el claro donde hemos acampado, que no otra cosa es nuestropaso por el rinco?n del planeta en derrota que nos ha tocado ensuerte.***No se? co?mo son las cosas, es decir, no quiero saber co?mo dicen queson las cosas ni co?mo tienen que ser las cosas. Hoy esto, man?ana lootro. El desconcierto es la norma. No quiero saber co?mo tengo que ver lo que veo,ni co?mo entender lo que leo, ni lo que tengo o no queleer. Nada. Estoy equivocado, es una liberacio?n, un refugio. El error admitido es mi punto de partida. No quiero ir por el camino recto nicompartir en silencio la bazofia del discurso ajeno, el sermo?n y laarenga. No me fi?o y hago bien. No soy de fiar, vaya esto por delantey como firma.