Seis años después del intento de asesinato y tras casi dos décadas deincesantes campañas en Asia y Grecia, Alejandro ha vuelto sus ojoshacia las riquezas de Occidente. En su camino hacia el dominio delmundo conocido, sólo se interpone la mayor potencia militar de Italia, una ciudad que al igual que el propio Alejandro está convencida de la grandeza de su destino: Roma. Es el momento de decidir quién ostentala supremacía en el Mediterráneo, si las falanges macedonias o laslegiones romanas. Los augures y profetas advierten de grandescatástrofes, pues el cometa Icaro, que apareció al mismo tiempo queAlejandro volvía a nacer en Babilonia, crece noche a noche en elfirmamento. Aún peor, los cálculos del extravagante astrónomo Euctemón predicen que, como en el mito, Icaro se precipitará sobre la Tierra.Y mientras tanto, Alejandro y Roma se disponen a librar la granbatalla de la Antigüedad en las faldas del monte Vesubio.