Padre, me pongo en tus manos,haz de mí lo que quieras, sea lo que sea, te doy las gracias.Lo acepto todo con tal que tu voluntad se cumpla en mí y en todas tus criaturas.No deseo nada más, Padre, no deseo nada más.Yo te ofrezco mi alma y te la doycon todo el amor de que soy capazporque deseo darme, ponerme en tus manossin medida, con infinita confianzaporque tú eres mi Padre.Esta sublime oración de abandono es la última oración escrita porCarlos de Foucauld. Al hombre de vida disoluta y sin fe le esperaba el Dios vivo en tierras de África. "Tan pronto como creí que había unDios, me di cuenta de que no podía hacer otra cosa que vivir sólo para Él".